Abro mis ojos, la luz del mediodía llena por completo la habitación. Doy una vuelta en la cama, no tengo muchas ganas de levantarme, pero tampoco tengo sueño como para volver a dormirme.
Decido salir de la cama, mientras abro la puerta (que esta cerrada con llave para que esos pequeños demonios que tengo por primos no entren, y así evitar que perturben mi descanso) el aroma de la comida recién preparada, llena mis pulmones.
Bajo las interminables escaleras, que separan mi morada del resto de la casa y me siento a comer. Aunque en realidad no tengo hambre, pero termino y no quedan sobras.
Durante todo este rato mi abuela me estuvo hablando; me cuenta distintas cosas sobre diversos temas; realmente no se que me esta diciendo, suele comenzar sus “vez pasada” y eso puede significar que me va a contar algo que sucedió en 1914, en los gobiernos del General Perón, la semana pasada o ayer mismo. No le doy mucha bola. Respondo con onomatopeyas afirmativas a sus distintos comentarios, el piloto automático ya esta prendido y me sumerjo en mis pensamientos.
La televisión está prendida, pero tampoco le presto atención. Mi mano automáticamente desde un programa protagonizado por gente obesa a otro donde seis simios debaten animadamente sobre espectáculos.
Nota: el simio mayor, líder del programa, nos soborna para que sigamos en sintonía con premios en efectivo.
Así paso mis horas vespertinas últimamente, me propongo escribir algo después de cenar y bien entrada la noche: “es uno de los objetivos de este viaje” me digo a mi mismo, “¿Qué? Polino se está peleando con Marixa Balli. No entendes nada M4n! Intrusos FTW!!
Mágicamente ya son las seis y media de la tarde, el estado de trance desaparece, agarro algo de guita y salgo a la calle. Mi abuela me dijo algo, creo que fue “Cámpora al gobierno, Perón al Poder” o puedo haber sido un “Cuidate, nos vemos a la noche” aunque no estoy muy seguro.
Camino por la vereda, cruzo a otra y continúo así por unas cuadras. El sol sigue iluminando el día y hace un calor de cagarse, me gustaría que fuese invierno. Luego de transitar unos metros llego a mi destino, ingreso al antro y pido máquina.
Paso varias horas ahí, pero todo es en vano: ella no se conectó. Lo único “fructífero” que me dejan esas horas son un “DotA, después hablamos” y 0,333 % de vista menos. Pago y me vuelvo a casa. En el camino hago unas compras en el súper: se me van 55 pe y en los próximos días reduciré un 0,63 % mi expectativa. Todo lo que vos quieras, pero sin Coca Zero la goticidad toca mi puerta. Te preguntas “¿Qué carajo tiene que ver eso con
Llego a mi casa y no hay nadie, en ese mismo instante me acuerdo que todos fueron al acto de fin de año de mis primitos. Todo salió bien, hacerme el boludo en el cyber funcionó. Me hago de comer y me siento a ver tele, me sirvo la comida y empieza una peli. Llega mi abuela y felicita la estrategia del cyber diciéndome “Si venias te hubieses embolado. Well Done!” y levanta el pulgar de su mano derecha. Terminamos de ver la peli juntos y se va a dormir.
Me quedo levantado varias horas más, como todas las noches decido irme a dormir bastante tarde; pero antes de apagar la luz y comenzar a subir la pesadamente larga escalera, termino de escribir la “e” de esta ultima frase.