miércoles, 26 de agosto de 2009
Al amanecer
Cargo mi escopeta. Es la octava vez. Me quedan pocos cartuchos, como para dos recargas más.
Estoy encerrado en el despacho del depósito, arriba de los tanques de gas. Al principio estábamos al lado de las puertas, pero poco a poco nos fueron llevando contra la parte trasera.
Andy fue el último en irse, lo alcanzaron mientras corríamos para ocultarnos. Durante la avanzada anterior cuando destrozaron gran parte del terreno con sus naves de vuelo. Mi querido amigo John nos había prevenido; intentó hacernos entrar en razón para que no nos metiéramos en esta historia; fue en vano.
Me queda una recarga, no creo que pase de la madrugada. El frío se hace sentir, debe haber bajado unos cuatro o cinco grados en dos horas. Recuerdo cuando nos animaban los noticieros, decían que el invierno los detendría y no se atreverían a continuar su camino. ¿Quién podría haberlo previsto?
Ahora no sufro tanto la soledad, en otro momento no hubiese podido soportar la falta de compañía. Que esté todo por terminar, debería darme fuerzas para seguir. Sí, ha de ser eso. Dentro de poco volveré a ver a John, a Andy, a mis padres.
Los escucho a unos diez metros, las bombas trampa que instale los deben detendrá unos momentos. De cualquier forma, me siento algo frustrado, me hubiese gustado haber dado un poco más de batalla. Hace muchos años, conversando con Andy, le preguntaba qué se sentiría estar en esta situación. Me imaginaba la foto que recordaría el momento: los dos victoriosos con las escopetas al hombro y algunos trofeos que demostraran nuestra puntería. Qué iluso fui, pero cómo disfrutaba esas conversaciones.
Hago sonar la recarga de la escopeta por última vez. Siempre me gustó ese ruidito metálico que fue objeto de innumerables bromas en mi juventud. Y cada vez que lo sentí, una sonrisa se formó en mis labios.
La última bomba trampa acaba de darme unos segundos más, puedo oír ese horrible acento. Nada me genera más escalofrío. Creí que no volvería a ver el sol, sin embargo su luz baña mi cara en este instante. Ya no queda más tiempo, ya vienen por mí.
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